MARTES DE FLASH
Un martes más en la oficina -porque de
algo hay que vivir-. Transcurre una hora o un minuto, no lo sé. Yo solo doy
clics con la misma monotonía de hace 4 meses. Me cuestiono todo el tiempo si
para esto estudié. Para levantarme todos los días -con pesar-, bañarme -de
malas-, y sentarme en la misma silla -que rechina-, con la misma laptop -que se
traba-, con el mismo uniforme -azul- (si, odio el azul).
Mientras reflexiono -como siempre- en lo
vacía e insignificante que se ha vuelto mi vida, llega una foto. Como todos los
martes -afortunadamente-.
Sonrío frente a esa foto un minuto,
quizás dos. La veo dos veces, quizás tres. Le hago zoom tres veces, quizás
cuatro. Me muerdo los labios cuatro veces, quizás cinco. Y siento la humedad
apoderándose de mí.
Este cabrón me ha hecho feliz el día.
Con un simple flash. Un martes más.
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