EL RITUAL DE MOTELEAR

¿Ritual? Si. Ritual: acciones realizadas por valor simbólico. ¿Por qué se va al motel incluso cuando tienes departamento solo? Por valor simbólico. 


Aunque los moteles se hicieron para el hospedaje de paso, no tardaron mucho en volverse algo sexual. Porque privacidad, porque pago por hora, porque a las afueras, etc, etc.

Pero a pesar de lo comunes que se han vuelto, sigue siendo para muchas personas un tema tabú.
“Yo jamás entraría a un motel”
“Eso es para putas solamente”
“Que corriente que te lleven al motel, mejor hotel”
Y eso es parte del tabú general que envuelve al sexo. Nos sigue dando vergüenza ser exhibidos en temas sexuales e incluso hablar de ellos -como si no cogiéramos todos-. Así que la idea de que nos vean salir de un motel sigue siendo incómoda.

Aunque cada quien es libre de elegir donde coge, motelear es como esa comida que ves fea pero tienes probar para que sea válido decir que no te gusta -y al final te termina gustando-.
Digamos que, en el motel puedes “expresarte sexualmente” a gusto. Sí, es cierto que coger en la sala con la posibilidad de que alguien salga es excitante; pero tener la tranquilidad de que nadie ni nada va a interrumpirte ese orgasmo, lo es aún más.
Con el paso de las visitas, se empieza a valorar la comodidad, la libertad, la privacidad y el entorno. Si... el entorno. Sillón multiposicional, tubo, iluminación, sonido, jacuzzi, regadera; bueno, hasta el room service de objetos sexuales -si, en muchos puedes pedirlos a la carta, y te los llevan-. Todo eso, está pensado con un fin... excitar.
Y ni hablar de los moteles temáticos. Lejos de ser algo corriente o de mal gusto -claro está, depende del que elijas, como en todo- es el lugar perfecto para estimular tu libertad sexual.

Sí, es cierto que la connotación sexual de los moteles ha llegado con que es igual a infidelidad o que solo los infieles los usan; pero, seamos sinceros... quien es infiel no necesita de un motel para serlo. Y sorprendería saber cuántas parejas van solo por gusto.


Si algo puedo asegurar, es que motelear se puede convertir en uno de los más ricos rituales de pareja. Hazlo por curiosidad, hazlo por gusto, hazlo por privacidad... pero hazlo. Que al final del día, lo único que todos tenemos en común, son las ganas de coger.

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